En algunas de las ocasiones en las que como en un restaurante las raciones suelen ser generosas y me resulta imposible acabármelas o, simplemente, el comer dos platos y el postre resulta demasiado para mí. En esos momentos tengo dos opciones, forzar mi estomago al límite y acabar con una digestión pesada o dejar la comida en el plato, pero … ¿por qué casi nunca me decido por la tercera opción?: pedir las sobras para llevar, lo que popularmente se conoce en Estados Unidos como el “doggy bag” (bolsa para el perro – aunque en la mayoría de las ocasiones lo vayan a degustar los dueños).
Esta práctica resulta muy habitual allí, incluso lo hemos visto en multitud de películas, pero parece que es una costumbre que no acaba de arraigar en nuestro país. ¿Será porque nos da vergüenza, no queremos parecer necesitados o excedernos de glotones? No hay razón, es un servicio por el que hemos pagado y estamos en nuestro derecho de disponer de él, al fin y al cabo nos puede solucionar una comida o cena del día siguiente y podemos continuar disfrutando de un plato que de otra manera habría acabado en la basura con el desperdicio que eso supone.
¿Sois partidarios del doggy bag o dejáis las sobras en la mesa? Y aún un paso más, ¿además de las sobras de comida os atreveríais a pedir el vino restante para llevar?
Me parece muy buena idea. La verdad que aquí no tenemos esa costumbre, pero si lo hiciéramos más a menudo no nos resultaría tan extraño y podríamos aprovechar esas sobras para la cena o la comida siguiente.
Felicidades por la web. Muy interesante!!